Ella… endulzaba sus oídos…
Él caía rendido a sus pies…
Yo miraba desde lejos…
Cuanta envidia…
Cuánto deseo… deseo de verlo a mis pies…
Cuánto dolor de verlo herido…
Cuanta pasión desperdiciada por su cinismo…
Cuantas promesas huecas que el creyó…
Cuan tonto fue, cuánto dolor causó…
Me causó… me rendí… y caí…
Cuanta inocencia irradian sus ojos…
Cuánta perfección hueca que intenta llenar…
Ohh “cuidado princesa”… te puedes dañar
Y nunca mas te podrás reparar…
Ohh “cuidado princesa”… te puedes romper…
Y nadie intentara ayudarte a pegar…
Esos pedazos de ti…
Tan filosos y puntiagudos… tanto que al curarte se lastimaran…
Quedarás casi completa y ellos casi inservibles…
Y es así que el balance de la vida queda a gusto…
Ellos lastiman por ti….
Tú los lastimas a ellos…
Gracias te dice la vida…
Por enseñar a aquellos malvados y necios…
Te dejas usar para dar lecciones… aunque por ello te quedes sola…
Y ese es el bendito precio, de tu perfección tan vacía y loca.
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