La noche nos cobijaba… éramos dos amigos que se llevaban muy bien y que tal vez de alguna manera estábamos confundiendo las cosas…
Hay amistades que parecen ser otra cosa, pero son amistades puras y sinceras al final.
Yo estaba ya bastante tiempo sola, andaba curando mi corazón y preparándome para salir a la vida nuevamente, a darle “PLAY” a la parte “sociable” que tenemos todos.
Ya habíamos salido un par de veces… “La amistad” era más que especial, después de años lo vi y seguía siendo el mismo niño tímido y respetuoso de siempre.
Me dijo: Vamos al cine?
Le dije: No, prefiero caminar… y si vamos a la reunión con aquellos amigos? Será mejor!!!
El por alguna razón no estaba muy animado a llevarme a aquella reunión donde ambos teníamos amigos en común… tiempo después sabré que era porque esa noche la tenía planeada diferente.
Solíamos bromear sobre alguna vez en la que él me había “bateado” sin que yo le haya pedido salir juntos… era nuestra charla más divertida.
“tiempo atrás el me gustaba un poco… y al parecer yo también a él, pero él era un chico que sobresalía en alguna área y tenía que hacer viajes y concentrarse en ello… aparte de ser tímido e inexperto con las chicas, aquel día me hizo pasar una vergüenza enorme.
Se acercó a mí y me dijo: Mariela, tenemos que hablar… tu igual me gustas, pero ahora tengo otras prioridades, así que es mejor que no salgamos.
Yo me quede con una cara de “WTF”, con qué derecho?
Jajajaja
Varios nos vieron hablando juntos… y se dieron cuenta, a Mariela la habían rechazado sin que ella propusiera nada.”
Volvamos al presente-pasado.
Le pedí entonces caminar… “Tal vez caminamos hasta el lugar donde ahora están aquellos amigos?”, íbamos por calles oscuras y algo silenciosas… él me dijo: Y si volvemos y vamos al cine? O a otro lugar?
Yo sentía que algo estaba por suceder, así que sentí algo de miedo, nervios y ese vacío en el estómago que te dice que “tengas cuidado”.
Le dije que no, que prefería ir a ver si encontrábamos el lugar donde estaban los demás… entonces en una calle silenciosa me dijo…
“Es que tengo que decirte algo… y no me gustaría decírtelo aquí… y allá con los demás, tampoco podré decirte nada…”
Lo mire y al segundo agache la mirada mientras seguía caminando… me volteé y le dije:
“Entonces no digas nada… es mejor así, hoy no me siento del todo cómoda… así que es mejor no decir nada.”
Caminamos e intentamos llegar al lugar aquel donde estaban los demás… pero no había nadie… le dije:
“bueno, tengo que irme… y tranquilo, me puedo ir sola.”
Hice parar un taxi y vi como él se quedó con algo de molestia en el rostro… tenía una expresión de “impotencia” y así me aleje mientras lo miraba.
Esa noche él pensaba pedirme que salgamos… pero yo sabía que de empezar a salir, aquella amistad podría quedarse allí… estancada, él no era el hombre para mí, y no podría permitir “matar el tiempo” con la compañía de un amigo… un muy buen amigo debo decir.
Hay momentos en los que la soledad nos hace ver señales “equivocadas”, nos hacen querer dar pasos que en algún otro momento no los daríamos… hay personas que no pueden ser más que amigos, porque deben permanecer en nuestra vida quizás para siempre… siendo “amigos”.
Él fue un gran amigo en el pasado… y después de mi separación fue también una de las primeras personas a quien le conté que estaba ya separada… y fue “un buen amigo”, cualquier otro quizás haya intentado salir y aprovechar mi estado de luto para confundir mis sentimientos y aprovechar el tiempo en relaciones sin sentido y sin base en nada…
El me acompañó un par de veces a caminar, tomarnos un café y platicar del pasado… de nuestros “superXnovi@s” y del tiempo que pasamos sin saber del otro…
No acepté otra invitación de ningún otro amigo… pues no me inspiraban confianza, en cambio él siempre fue un buen chico… sincero, respetuoso y tranquilo.
Pero ambos estábamos por terminar de confundir todo… por suerte lo entendimos casi al mismo tiempo.
Pues al final no era yo su “Reina”, ni él tampoco era mi REY…
