Ahora estoy aquí, recordando ciertas cosas, hace poco me deshice de todo recuerdo, de toda cosa que haya escrito sobre algún niño, pero la manera en que lo conocí a él fue graciosa, interesante, inolvidable, fue simplemente algo pequeño pero no dejo de ser importante.
Me aliste para ir a mi primer día de clases, estaba un poco nerviosa, el hecho de que mi Wedy no estaría conmigo me tenia media triste, ya que ella no pudo inscribirse en la misma materia que yo me tocaba estar sola.
Para todos era el tercer día de clases, pero para mí no, así que los nervios estaban ahí presentes, en ese tiempo mi seguridad estaba creciendo, no dudaba de mi, o bueno, solo lo hacía a veces. Entre al instituto, camine hacia las gradas, debajo de las gradas había un banco donde estaban algunos niños sentados, entre ellos estaba el, sentado con esa mirada que lo caracterizaba, seguro de sí mismo, me miro fijamente, yo no quería bajar la mirada porque sabía que no debía hacerlo, el tampoco cedió, siguió mirándome fijamente y yo seguí caminando hacia él, las gradas ya estaban cerca así que tuve que doblar para subirlas, no voy a negarlo, me puso muy nerviosa pero al menos tenia la satisfacción de no haber hecho lo que seguramente él quería que yo hiciera.
Subí las gradas, ya era la hora de entrar a clases, espere que los demás entraran, luego lo hice yo; la licenciada me dijo que me incorpore a unos de los grupos, había uno en el que estaba una niña que parecía de las mías!, jejej, así q me acerque a esa mesa, ella me dijo que me sentara y que formara parte de su grupo, tome asiento, mire hacia la puerta y vi que aun faltaban que entraran algunos compañeros, grande fue mi sorpresa cuando vi que entre ellos estaba aquel niño, el de la mirada retadora, ese fue el inicio de una historia que a pesar de que no fue larga, fue divertida y entretenida.
Busco entre los días que pase con él, busco en todos los momentos, pero no logro encontrar ninguno en el que él me hiciera sentir mal, no encuentro ningún momento triste al lado de él, todos eran llenos de bromas, risas, estupideces, todos ellos sin una pisca de dolor.
Desde el principio quise dos clases de chicos, uno que fuera tímido, y del cual yo sea el centro del mundo, y también quise estar con uno que fuera mi joven locura, uno que me saque de mi habitual rutina y me haga reír con solo estar conmigo, uno que me haga decir estupideces y me lleve al extremo de todo, uno que me aleje de todo remordimiento y este conmigo haciéndome ver el lado positivo de todo, un niño lindo y que sea todo para mí. Ese creo que eres tú, el tiempo lo dirá, solo el tiempo tiene la respuesta.
